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Crónicas y Recuerdos Del Santo Cristo Yacente Del Calvario

Crónicas y Recuerdos Del Santo Cristo Yacente Del Calvario De La Nueva Guatemala De La Asunción

Sepultado del Calvario

 CRÓNICAS Y RECUERDOS DEL SANTO CRISTO YACENTE DEL CALVARIO DE LA NUEVA GUATEMALA DE LA ASÚNCIÓN Fernando Urquizú*

Después de la Reforma Liberal de 1871, se transformó severamente el papel de la Iglesia Católica en Guatemala que reproducía directamente el sistema de vida colonial en período de esplendor de la cultura hispánica a entidad mediadora entre los distintos grupos sociales en la actual República de Guatemala.
El papa León XIII, que reinó entre 1878 a 1903, consciente de los cambios económicos y culturales del mundo que se habían dado como producto de la revolución industrial, propuso los cambios necesarios en la Iglesia Católica Universal para preparar su convivencia con los nuevos Estados liberales.

En nuestro país esta cruzada fue llevada a cabo por el arzobispo Ricardo Casanova y Estrada, quien al frente de un grupo de entusiastas sacerdotes, emprendió esta difícil labor, en el caso de la parroquia del Calvario también llamada El Calvario, que en este discurso se refieren a la misma iglesia, fue dirigida por el padre Francisco Javier Torres.

Sin embargo, al paso de los años estos hechos históricos y sus personajes han desaparecido del ideario nacional debido a que en la segunda mitad del siglo pasado, el avance del materialismo como forma de pensamiento, determinó una reacción por parte de los creyentes que recurrieron a la bibliografía disponible a la fecha, de la cual, han extraído fragmentos que relatan diversas versiones acerca del origen de la devoción a las imágenes de gran arraigo popular que se ha repetido hasta la saciedad, sin que esta haya sido cuestionada.

 Sepultado del Calvario

En este contexto histórico la iglesia del Calvario y la Hermandad Cruzados de Cristo como principales entes aglutinadores de su feligresía, han tenido que seguir muy de cerca las directrices marcadas por León XIII, para sobrevivir como epicentro religioso de un barrio que fue cuna del desarrollo industrial capitalista cuando en sus inmediaciones se colocaron las terminales del ferrocarril citadino y nacional.

 Posteriormente se convirtió en escenario principal del progreso de la ciudad cuando enfrentó el traslado de la iglesia por demolición del edificio original. El nuevo templo del o El Calvario estrenado en 1932, pronto se convirtió en un monumento símbolo de la magnificencia citadina, cuando la capital era llamada "la tacita de plata", después pasó a ser un centro de consuelo del conflicto armado interno, para luego sostener moralmente a una gran parte del pueblo que tuvo que recurrir al comercio informal para lograr su sustento, convirtiendo al templo y hermandad en parte fundamental de los últimos baluartes de la cultura popular del lugar que se niega a desaparecer aunque haya sido empobrecida por el mismo sistema productivo que el Siglo XX lo hizo grandes en la historia de nuestro país.

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 Parte de este proceso histórico fue develado en los albores del Siglo XXI, cuando el padre Efraín Hernández, encargado de la iglesia del Calvario en aquel entonces, junta directiva la Hermandad Cruzados de Cristo y autoridades de la Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos de Guatemala unieron sus esfuerzos para producir un primer documento que revalorizara el patrimonio material e inmaterial de esta iglesia generado por la escultura de Jesús Nazareno de la Justicia.

 


 

Sepultado del Calvario


Producto de este acercamiento, surgió la primera monografía especializada, que aborda directamente la historiografía de una escultura de gran devoción que se encuentra en esta iglesia titulada: Encuentro y Reencuentro con el Nazareno del Calvario, investigación dirigida por el historiador Haroldo Rodas Estrada,1 dándose un primer paso en el conocimiento formal la mencionada efigie sagrada.

Siguió a este paso, una nueva inquietud planteada por la Junta Directiva, actual de la Hermandad Cruzados de Cristo, invitando a los historiadores Fernando Urquizú y Mario Ubico Calderón para ampliar los datos encontrados acerca de la procesión del Santo Entierro y escultura patrona de esta Hermandad que ahora se presentan con el fin de rescatar su papel protagónico en la historia religiosa de nuestro país. Estas investigaciones fueron enriquecidas con una interesante muestra fotográfica recopilada por el historiador Edgar Barillas, que exhibe de manera gráfica el solemne acto de inauguración de la parroquia de Nuestra Señora de los Remedios iglesia del Calvario. Las partes involucradas en el estudio están plenamente consientes que los aportes ofrecidos a la fecha pronto serán superados por una nueva generación de historiadores o bien devotos que ya lo visitan todos los viernes del año en preparación para un Viernes Santo más que nos acerca al encuentro definitivo con Cristo Resucitado.

Sepultado del Calvario

 La consagrada imagen del Señor Sepultado del Calvario, presidió el primer acercamiento para la realización de un discurso historiográfico que actualizará su papel protagónico en la historia nacional, entre los miembros de la Hermandad Cruzados de Cristo y los historiadores Fernando Urquizú y Mario Ubico Calderón. (Fotografía Luisa M. Urquizú).

 La reorganización de la Iglesia Católica y la nueva Hermandad del Cristo Yacente de la iglesia del Calvario

El cimiento de la reconquista de las Procesiones de Pasión en las calles de Guatemala, lo encontramos, como hemos referido anteriormente, en un movimiento de reinserción del catolicismo a nivel mundial planteado por el Papa León XIII (1878-1903), cuando en su pontificado, comenzó a proponer una renovación de la Iglesia, por medio de frecuentes encíclicas que ya no las limitaba a la diócesis de Roma, sino las ampliaba a todas las diócesis del mundo con una nueva visión que proponía, entre otros puntos: estudios bíblicos, históricos y hasta la apertura a los aportes de la ciencias contemporáneas, naturalmente vistas desde la perspectiva de la Iglesia católica, pero que en alguna medida era más tolerante y accesible a los habitantes de un mundo cambiante.

La nueva visión de la Iglesia Católica planteaba desde entonces el aprovechamiento de los otros materiales para ampliar la cobertura del Evangelio, como el desarrollo de la imprenta a gran escala, que alternaba con el avance de la intercomunicación por vías mecánicas como el ferrocarril, que hacía más rápida la difusión de las ideas. En este contexto, el historiador Ricardo Bendaña Perdomo, cita la llegada al país de un documento que debe considerarse clave para la reorganización de las procesiones en manos de laicos en la Nueva Guatemala.

Es de destacar especialmente la publicación el 15 de mayo de 1891 de la primera encíclica social "Rerum Novarum" (sobre los nuevos acontecimientos), que es el inicio de la toma de posición oficial de la Iglesia Católica universal frente a los sistemas sociales que afectan tan profundamente las grandes masas en las zonas industriales y también agrícolas engendrando grandes desigualdades e injusticias, ante las cuales hay dos reacciones bien definidas: las defensoras de los intereses del capital –Capitalismo– y las defensoras del trabajo. –Socialismos–, las cuales la Iglesia analiza, reconoce razones, pero también sus grandes limitaciones, por lo cual impulsa un movimiento social que busca otras formas de equilibrio y sana convivencia entre el capital y el trabajo, que comienza a ser llamada Doctrina Social Cristiana. Los pocos ejemplares de esta encíclica que llegan a Guatemala son recibidos y leídos clandestinamente, ya que aunque la primera publicación local se hace 41 años más tarde provoca gran revuelo.2

Esta encíclica, según la cita, parece haber circulado limitada y clandestinamente en el medio, pero su análisis detenido y aplicación a ciertos acontecimientos que examinaremos nos explicará su relevancia para el tema que ahora nos ocupa. Dicho escrito advierte cambios en la vida urbana, en las ciudades en torno de las cuales debe reorganizarse la Iglesia en el caso particular de nuestro país, cuando el manejo de la religiosidad católica estaba casi en manos de laicos.

Curiosamente las antiguas cofradías que se habían transformado en hermandades y sociedades encargadas de la veneración de las imágenes se reagruparon coincidentemente desde la década de 1880, cuando habría asumido el pontificado León XIII, comenzando a cobrar inusitada fuerza en los barrios populares de la Nueva Guatemala el culto a la Pasión de Cristo, expresado en sus imágenes de Jesús Nazareno y el Señor Sepultado. En estas transformadas instituciones religiosas pasó a desempeñar un papel preponderante la mujer que posteriormente se agrupó convenientemente pasando a constituir posteriormente las hermandades y asociaciones de la Santísima Virgen de Dolores.

La cruzada de adaptación de la Iglesia Católica local al Estado Liberal en pleno desarrollo encabezada por arzobispo de Guatemala Ricardo Casanova y Estrada, partió en el aspecto público, de reestructurar las antiguas cofradías, hermandades y asociaciones religiosas católicas en modernas instituciones que revitalizaron el catolicismo en nuestro país, convirtiéndose de esa manera en el "Padre" de las mismas en una labor olvidada por la historiografía de la Iglesia que ahora recuperamos para colocarlo en el sitial que merece.

 Sepultado del Calvario

El Ilustre Arzobispo de Guatemala Ricardo Casanova y Estrada, quien reorganizó las cofradías, hermandades y asociaciones religiosas católicas en Guatemala en la última década del Siglo XIX, incorporando su funcionamiento al Estado Liberal. (Fotoimpreso anónimo).

 En el caso particular de la reactivación de las instituciones religiosas que funcionaban en la parroquia de Nuestra Señora de los Remedios que se fusionó con el templo del Calvario, comenzó a tomar forma una agrupación que se denominó Hermandad del Señor Sepultado del Calvario, bajo la guía espiritual del sacerdote Francisco Javier Torres, quien era párroco de esta iglesia en 18863 cuando se cimentaron las nuevas entidades religiosas de apoyo a la Iglesia bajo otros parámetros de funcionamiento.

 


 

El trabajo arzobispo Casanova y Estrada, sumado al del padre Torres pronto transformaron la imagen de la antigua iglesia y barrio del Calvario, de un sitio desolado poco habitado como lo hizo ver el fotógrafo norteamericano Eward Morbrige, en un lugar vivo propicio para que reinara nuevamente el catolicismo como fuente de unidad ideológica

Sepultado del Calvario

La Nueva Guatemala de la Asunción vista desde la iglesia del Calvario en donde podemos deducir una imagen de poca utilidad de los edificios religiosos que respalda su confiscación para reorientar su uso después de la Reforma Liberal de 1871. (Fotografía del Museo Nacional de Historia).

Las inmediaciones de la parroquia de Nuestra Señora de los Remedios o templo del Calvario, tomaron un giro diferente en su destino cuando esa misma circunstancia de barrio periférico y lejano al ahora Centro Histórico de la capital, lo convirtieron en el sitio propicio para la instalación de las modernas estaciones del ferrocarril citadino y nacional, dando un vuelco a su vida social ya que se necesitaron nuevos edificios para diversas actividades económicas que implicó la construcción de grandes talleres, fábricas, hoteles, oficinas, tiendas, comercios etc., dando lugar al aparecimiento y desarrollo de un nuevo grupo social en el lugar que comenzó a asistir regularmente a esta iglesia por ser la más cercana del sector, que funcionaba con gran eficiencia junto a las demás de la capital.

El esquema de reorganización de la Hermandad del Santo Cristo Yacente del Calvario

Referir la historiografía de la Hermandad del Santo Cristo Yacente del Calvario puede hacerse también no necesariamente basándose estrictamente en documentos puntuales debido a que la riqueza que muestra aún en sus manifestaciones permite analizar su desarrollo como reflejo de una historia aún viva en el ideario nacional.

Este procedimiento nos aprueba circunstancialmente la utilización del método analógico y comparar el funcionamiento de la actual hermandad teniendo como fuente de referencia la bula del Papa Clemente VIII 4, emitida en Roma en 1598, que contiene las indulgencias ganadas por el acompañamiento al Santo Entierro de Cristo, y espera de su gloriosa resurrección.

El objeto de la nueva Hermandad del Señor Sepultado de la iglesia del Calvario era el mismo desde que comenzó a funcionar de manera regular en la década de 1880, la rememoración del Santo Entierro de Cristo y espera de su Gloriosa Resurrección, razón por la cual, el fundamento religioso ya existía con anterioridad y se encontraba vigente para la fundación de nuevas instituciones religiosas de esta advocación como figura en el proceso de refundación de la Cofradía de los Siete Dolores de la Santísima Virgen del templo de Santo Domingo en los primeros años del Siglo XX.5

El influjo de dicho documento emitido hace más de cuatrocientos años en la organización de esta institución religiosa también podemos advertirlo en la existencia de un menaje de iglesia propio de estas cofradías en donde destaca entre otras cosas, la presencia de una imagen de Jesús Nazareno para los ejercicios espirituales propios de Cuaresma y Semana Santa, constituida por la escultura de Jesús Nazareno de la Justicia, la escultura del Señor Sepultado como epicentro de la institución religiosa, la escultura de la Santísima Virgen originalmente de estofe que estaba situaba encima del Santo Sepulcro, las esculturas de San Juan y María Magdalena, referidas en documentos bajo la técnica de manta encolada y el Señor Resucitado, que se convirtió al paso de los años en la procesión de mayor esplendor de esta advocación.

Sepultado del Calvario

Escultura de la Virgen Dolorosa que se encontraba en el altar mayor del Calvario de La Antigua Guatemala, que también correspondía al Séptimo Dolor de la Santísima Virgen "María Junto al Sepulcro de Cristo" donde también estaba la escultura del Santo Cristo Yacente. (Fotografía Fernando Urquizú, año 2008).

Es muy interesante atender el dato que originalmente no se nombra una cofradía, hermandad o asociación religiosa que podamos asociar al culto de la Santísima Virgen María en su advocación de Dolores o de la Soledad, para acompañar la procesión del Santo Entierro el Viernes Santo.

Sin embargo, existe evidencia fotográfica y testimonial que la procesión contaba con Pasos como el de la escultura de Nuestra Señora de La Piedad, que corresponde al Sexto Dolor de la Santísima Virgen "Jesús bajado de la cruz", que nos permite asociar el cortejo primigenio del Señor Sepultado del Calvario con otras procesiones de Viernes Santo que se realizaban en la capital de Guatemala como la del antiguo templo de Santo Domingo.

Sepultado del Calvario

Escultura de la Virgen de La Piedad que también corresponde al Sexto Dolor de la Santísima Virgen, que acompañaba el cortejo de Viernes Santo de la iglesia del Calvario, portada en hombros de sus devotos. (Fotografía de devoción particular).

El marco de referencias citado anteriormente nos permite inferir la recuperación de la Hermandad del Santo Cristo Yacente del Calvario como un brazo laico vivo de la parroquia de Nuestra Señora de los Remedios para apoyar el culto religioso de la misma con el uso de las imágenes de manera eminentemente didáctica del Evangelio más que como medios de adoración y pompa de la misma Iglesia Católica.

Sin embargo, el entusiasmo y amor de los devotos del Santo Cristo Yacente del Calvario, llevaron al máximo esplendor su culto no escatimando ningún esfuerzo económico o de trabajo, eventualidad que logró colocar esta efigie sagrada en un lugar prominente del ideario religioso guatemalteco.

En este tiempo era párroco de esta iglesia el presbítero J. Ramón Manzano, que fungió en este cargo de 1900 a 1904, entregando la parroquia en el mes de marzo a fray Domingo Arroyo.7

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Doctor en Historia del Arte Universidad Nacional Autónoma de México, investigador del Instituto de Investigaciones Históricas, Arqueológicas y Antropológicas de la Escuela de Historia y el Centro de Estudios Folklóricos de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

1 J. Haroldo Rodas Estrada. Encuentro y Reencuentro con el Nazareno del Calvario. Universidad de San Carlos de Guatemala, CAUDAL, S.A. Guatemala, 2000.

2 Ricardo Bendaña Perdomo. La Iglesia en Guatemala. Artemis  Edinter. Guatemala, 2001. p. 97.

3 J. Haroldo rodas Estrada. Ob. Cit. N º 1. p. 40.

4

AHAGP. Clemente VIII, Bula de para las Cofradías de la Soledad de Nuestra Señora que están en las Indias. Roma, 13 de enero de 1598.

5 Los datos al  respecto fueron extraídos del documento inédito El Legado de Nuestra Señora de Dolores del antiguo templo de Santo Domingo Fernando Urquizú y Michelle Pinsker. Guatemala, 2009.

7 AHAGP Documentación de la parroquia de Nuestra Señora de los Remedios.

 Escrito por: Dr. Fernando Urquizú y Arq. Mario Ubico. 

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