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Crónicas y Recuerdos Del Santo Cristo Yacente Del Calvario

 

Sepultado del Calvario


Producto de este acercamiento, surgió la primera monografía especializada, que aborda directamente la historiografía de una escultura de gran devoción que se encuentra en esta iglesia titulada: Encuentro y Reencuentro con el Nazareno del Calvario, investigación dirigida por el historiador Haroldo Rodas Estrada,1 dándose un primer paso en el conocimiento formal la mencionada efigie sagrada.

Siguió a este paso, una nueva inquietud planteada por la Junta Directiva, actual de la Hermandad Cruzados de Cristo, invitando a los historiadores Fernando Urquizú y Mario Ubico Calderón para ampliar los datos encontrados acerca de la procesión del Santo Entierro y escultura patrona de esta Hermandad que ahora se presentan con el fin de rescatar su papel protagónico en la historia religiosa de nuestro país. Estas investigaciones fueron enriquecidas con una interesante muestra fotográfica recopilada por el historiador Edgar Barillas, que exhibe de manera gráfica el solemne acto de inauguración de la parroquia de Nuestra Señora de los Remedios iglesia del Calvario. Las partes involucradas en el estudio están plenamente consientes que los aportes ofrecidos a la fecha pronto serán superados por una nueva generación de historiadores o bien devotos que ya lo visitan todos los viernes del año en preparación para un Viernes Santo más que nos acerca al encuentro definitivo con Cristo Resucitado.

Sepultado del Calvario

 La consagrada imagen del Señor Sepultado del Calvario, presidió el primer acercamiento para la realización de un discurso historiográfico que actualizará su papel protagónico en la historia nacional, entre los miembros de la Hermandad Cruzados de Cristo y los historiadores Fernando Urquizú y Mario Ubico Calderón. (Fotografía Luisa M. Urquizú).

 La reorganización de la Iglesia Católica y la nueva Hermandad del Cristo Yacente de la iglesia del Calvario

El cimiento de la reconquista de las Procesiones de Pasión en las calles de Guatemala, lo encontramos, como hemos referido anteriormente, en un movimiento de reinserción del catolicismo a nivel mundial planteado por el Papa León XIII (1878-1903), cuando en su pontificado, comenzó a proponer una renovación de la Iglesia, por medio de frecuentes encíclicas que ya no las limitaba a la diócesis de Roma, sino las ampliaba a todas las diócesis del mundo con una nueva visión que proponía, entre otros puntos: estudios bíblicos, históricos y hasta la apertura a los aportes de la ciencias contemporáneas, naturalmente vistas desde la perspectiva de la Iglesia católica, pero que en alguna medida era más tolerante y accesible a los habitantes de un mundo cambiante.

La nueva visión de la Iglesia Católica planteaba desde entonces el aprovechamiento de los otros materiales para ampliar la cobertura del Evangelio, como el desarrollo de la imprenta a gran escala, que alternaba con el avance de la intercomunicación por vías mecánicas como el ferrocarril, que hacía más rápida la difusión de las ideas. En este contexto, el historiador Ricardo Bendaña Perdomo, cita la llegada al país de un documento que debe considerarse clave para la reorganización de las procesiones en manos de laicos en la Nueva Guatemala.

Es de destacar especialmente la publicación el 15 de mayo de 1891 de la primera encíclica social "Rerum Novarum" (sobre los nuevos acontecimientos), que es el inicio de la toma de posición oficial de la Iglesia Católica universal frente a los sistemas sociales que afectan tan profundamente las grandes masas en las zonas industriales y también agrícolas engendrando grandes desigualdades e injusticias, ante las cuales hay dos reacciones bien definidas: las defensoras de los intereses del capital –Capitalismo– y las defensoras del trabajo. –Socialismos–, las cuales la Iglesia analiza, reconoce razones, pero también sus grandes limitaciones, por lo cual impulsa un movimiento social que busca otras formas de equilibrio y sana convivencia entre el capital y el trabajo, que comienza a ser llamada Doctrina Social Cristiana. Los pocos ejemplares de esta encíclica que llegan a Guatemala son recibidos y leídos clandestinamente, ya que aunque la primera publicación local se hace 41 años más tarde provoca gran revuelo.2

Esta encíclica, según la cita, parece haber circulado limitada y clandestinamente en el medio, pero su análisis detenido y aplicación a ciertos acontecimientos que examinaremos nos explicará su relevancia para el tema que ahora nos ocupa. Dicho escrito advierte cambios en la vida urbana, en las ciudades en torno de las cuales debe reorganizarse la Iglesia en el caso particular de nuestro país, cuando el manejo de la religiosidad católica estaba casi en manos de laicos.

Curiosamente las antiguas cofradías que se habían transformado en hermandades y sociedades encargadas de la veneración de las imágenes se reagruparon coincidentemente desde la década de 1880, cuando habría asumido el pontificado León XIII, comenzando a cobrar inusitada fuerza en los barrios populares de la Nueva Guatemala el culto a la Pasión de Cristo, expresado en sus imágenes de Jesús Nazareno y el Señor Sepultado. En estas transformadas instituciones religiosas pasó a desempeñar un papel preponderante la mujer que posteriormente se agrupó convenientemente pasando a constituir posteriormente las hermandades y asociaciones de la Santísima Virgen de Dolores.

La cruzada de adaptación de la Iglesia Católica local al Estado Liberal en pleno desarrollo encabezada por arzobispo de Guatemala Ricardo Casanova y Estrada, partió en el aspecto público, de reestructurar las antiguas cofradías, hermandades y asociaciones religiosas católicas en modernas instituciones que revitalizaron el catolicismo en nuestro país, convirtiéndose de esa manera en el "Padre" de las mismas en una labor olvidada por la historiografía de la Iglesia que ahora recuperamos para colocarlo en el sitial que merece.

 Sepultado del Calvario

El Ilustre Arzobispo de Guatemala Ricardo Casanova y Estrada, quien reorganizó las cofradías, hermandades y asociaciones religiosas católicas en Guatemala en la última década del Siglo XIX, incorporando su funcionamiento al Estado Liberal. (Fotoimpreso anónimo).

 En el caso particular de la reactivación de las instituciones religiosas que funcionaban en la parroquia de Nuestra Señora de los Remedios que se fusionó con el templo del Calvario, comenzó a tomar forma una agrupación que se denominó Hermandad del Señor Sepultado del Calvario, bajo la guía espiritual del sacerdote Francisco Javier Torres, quien era párroco de esta iglesia en 18863 cuando se cimentaron las nuevas entidades religiosas de apoyo a la Iglesia bajo otros parámetros de funcionamiento.

 


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